jueves, septiembre 28, 2006

Manipulación vestida de pregunta

  • Publicado en la revista Nuestro Quehacer sin políticos

Por Válek Rendón

-¿Bueno?-
-Buenas tardes, mi nombre es Karen, ¿me permite hacerle dos preguntas? Sólo nos va a tomar un minuto- pidió amablemente una voz joven.
-A ver-. “Una encuesta más”, pensé al tiempo que respondía.
-¿Ya tiene decidido por quién va a votar para Presidente el 2 de julio?-
-No-
-La otra, ¿Sabía usted que durante el gobierno de Fox se alcanzó la inflación más baja en toda la historia, del 3.3% y que se logró vender el dólar al precio más barato de la historia?- me preguntó como tomando los “éxitos” de la actual administración federal como propios.
-Sí, ésa es la inflación total del año pasado… pero, ¿sí sabe que el crecimiento del PIB fue de sólo 3% y por lo tanto no hubo crecimiento real?-, la encuesté yo.
-No. Bueno, muchas gracias por atenderme…-
-Oiga oiga, ¿y quién hace la encuesta, el PAN o el gobierno federal?-, la volví a increpar.
-La hace el Instituto Nacional de Encuestas y es para llevar un registro de los conocimientos de la población- respondió seca.
-Ah, y ese Instituto Nacional es privado o público-, repetí la dosis.
-Es independiente-
-Ah ok-
-Por pura curiosidad, ¿Dónde queda el Instituto Nacional de Encuestas?-
-No le podemos dar esa información. Muchas gracias.- Y así Karen terminó la encuesta.

Colgado ya el teléfono busqué en Internet algo sobre lo que la mujer de voz suave llamó el “Instituto Nacional de Encuestas”. No pude encontrar nada con ese nombre en nuestro país, o ¿acaso la mujer se refería al INEGI? No, esas cosas no pasan en México.

En realidad Karen llamó para convencerme, que no encuestarme, de que votara por el PAN, sólo que las ahora tan admiradas y respetadas encuestadoras no se animan a decirlo abiertamente para no restarle “credibilidad” a su empresa.

¿De verdad le sirve a la población que se gaste tanto en estos estudios?, ¿No sería mejor invertir ese dinero en hacer las cosas, en lugar de sólo prometerlas?. La realidad es que muchos mexicanos dicen que van a votar por uno y al final lo hacen por otro, claro sin que nadie se entere, no vaya a ser que el jefe se enoje y corra al empleado que no le obedeció.

Las encuestas se pueden amañar y el 3 de julio muchas de ellas terminarán en el bote de la basura, obvio, las que daban por ganadores a los perdedores. Y aquellos que hicieron las que daban por ganador al vencedor del 2 de julio dirán: “Lo ven, las encuestas no fallan, son una fotografía de la realidad”.

Y los candidatos perdedores se preguntarán: “¿Cómo perdí, si todas las encuestas que mandé hacer me daban la victoria?”. Y vendrán las impugnaciones provocadas en parte por el hambre de hacer dinero de las encuestadoras que se encargaron de engañar y convecer a cada candidato de que ganaría, en lugar de situarlo en el terreno real que pisaba, y todo por mantener la simpatía de cada partido político para que luego, en las siguientes elecciones venga una vez más la misma cadena de encuestadoras que se enriquecen con dinero público que le pagan los institutos políticos.

Y esto no termina aquí, seguro para la elección del 2012 estará Karen, o alguien parecido a ella, bajo el mando de gente que se oculta en la bocina del teléfono, dando nombres de instituciones que no se encuentran, negando datos de la encuestadora (como si sólo ellos tuvieran derecho a preguntar) y escondiendo su localización bajo la leyenda “Llamada privada”.

En fin, que los manipuladores siempre estarán ahí, tratando, sin hacerlo obvio, de convencer a la gente de que compre algo o de que vote por alguien, disfrazados con el manto sagrado de la verdad única que le hemos otorgado a las encuestas.

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