miércoles, noviembre 15, 2006

Naciones desUnidas

  • Editorial del no. 29 de la revista Nuestro Quehacer sin políticos
Cada 24 de octubre se supone que debe celebrarse el Día de las Naciones Unidas porque fue precisamente en esa fecha, pero de 1945, cuando se constituyó oficialmente la ONU, órgano internacional que tiene como finalidad “preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles”, esto según la carta que signaron los países adherentes, y añade que la Organización de las Naciones Unidas busca promover el progreso social y elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad.

Seguramente aquellos que leyeron estos puntos hace 61 años se llenaron de esperanza y creyeron firmemente en que el mundo se libraría de las guerras y la desigualdad mundial en todos los sentidos. Lo que el documento no aclara es en beneficio de quién se busca el progreso ni si su concepto amplio de libertad contempla sólo los intereses de los países más desarrollados.

Hoy, con la razón que nos dan más de seis décadas de existencia de la ONU, podemos decir que en realidad esta institución es una careta que inventaron las naciones dominantes para hacerle creer a las sometidas que son tomadas en cuenta.

El mundo cada año se incendia en distintos lugares y la ONU se pronuncia en contra, envía a su ejército multinacional de cascos azules para brindar ayuda humanitaria y, luego, cuando el organismo considera cumplida su tarea, se retira para volver a lo mismo en otro territorio.

Así pues, lo que hace la ONU es aparentar que trabaja para evitar los conflictos bélicos, pero en realidad es un brazo más de las superpotencias que primero deshacen países enteros para luego limpiar su nombre con platos de comida que ofrecen a los sobrevivientes a través del órgano internacional.

De no ser así no habría cinco países con capacidad para vetar cualquier iniciativa en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, es decir, si en consenso se resuelve que algún país invasor debe salir de un territorio ocupado, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, China o Rusia, pueden echar abajo tal resolución sin importar las razones.

De ahí que, por ejemplo, la comunidad internacional no pueda hacer que los EU terminen su invasión en Irak, porque de intentarse esto en el Consejo de Seguridad de la ONU, nuestro vecino incómodo del norte vetaría tal mandato.

Es lamentable entender que la ONU es un montaje que aparenta buena voluntad de las potencias y ofende darse cuenta de que las personas tenemos una mirada tan corta que debemos crear instituciones para no matarnos unos a otros; pero lo que resulta más lastimoso es que tales organismos no funcionan porque viven dominados por los intereses de los países más poderosos... por aquellos que tienen entre sus prioridades mantener al mundo desunido.