El Club Caballeros
- Publicado en la revista Nuestro Quehacer sin políticos
Por Válek Rendón
“¡Ahora vamos a hacer un concurso de meseros corriendo en tacones con las charolas! el que tire menos líquido será el ganador… en este instante inicia el concurso –se escucha una música festiva y risas- espérate no te caigas… ¡un mesero ya se cayó!… ¡oye tú, es correr con las bebidas en la charola no tomárselas!”.
Muchos radioescuhas se comunican a Horizonte 108 para preguntar si el Club Caballeros existe. “Hemos tenido llamadas de personas que se enojan porque creen que no les queremos dar la dirección” cuenta Enrique Gil, productor de esta emisión radiofónica que puede llegar a ocho y medio millones de personas del Distrito Federal, el Estado de México e Hidalgo
Quizá este club sea el único donde la casa paga todo, bebidas, entrada y cena van por su cuenta. La idea original es de Erik Montenegro, y según Enrique este programa nació de “la necesidad de salir a divertirnos los miércoles en la noche e invitar a los amigos”.
Es un espacio que con la complicidad de los radioescuchas ha terminado por ser un programa muy visual a través de un medio de comunicación que, según se cree, no tiene capacidad para transmitir imágenes.
Poder experimentar es tal vez una de las mayores ventajas de la radio pública. Para Enrique “en el IMER hay cierta libertad, podemos expresar nuestras ideas y tal vez eso se debe a que no hay un solo comercial en nuestro programa”.
El Club Caballeros es real, en muchos lugares está la tía Eduviges arriba de la mesa, lo cual sólo es posible con la perfecta ambientación y la pauta que ofrecen los locutores, elementos básicos que añadidos a la creación mental de cada miembro del auditorio, da como resultado un experimento súmamente positivo y refrescante para la radio mexicana.
Con esta idea, el Instituto Mexicano de la Radio pone el ejemplo y confirma que sí pueden existir programas de calidad que tengan el único y humano fin de entretener.
El Club Caballeros existe, todos los miércoles de ocho a diez de la noche con la ayuda del 107.9… porque como dice Enrique Gil, “cada quien es libre de darle vida a lo que crea”. Tiene razón, este club es real, y puedo asegurar que es un lugar donde uno va a divertirse. Tiene muchos clientes asiduos, pero sería bueno que abriera todos los días y a todas horas en la cabeza de 6 mil millones de personas. Tal vez así el mundo sonreiría más.